Visitamos el Museo Nacional de Antropologia

Hace unos días, estuvimos en el Museo Antropológico de Madrid. ¡Nos encantó! Siempre he querido visitarlo, porque el tema en sí me chifla y porque cada vez que salía de la estación de Atocha, veía la fachada y me quedaba pansando… «A ver si vengo».

Aprovechando el interés de Adrián por la cultura de otros niños del mundo, por sus viviendas y tradiciones, decidí planificar una breve visita para disfrutar de lo que nos ofrecía el museo. Acudí yo sola unos días antes, pues como he comentado en ocasiones anteriores (Museo del Ferrocarril y Museo de Ciencias Naturales) estas visitas pueden ser muy divertidas o muy tediosas para un peque, todo depende de cómo se plantee la excursión.
El museo es muy pequeño y selectivo, así que se agradece de antemano, ya que te evita perderte entre sus pasillo con los niños. Yo lo definiría como familiar, pero aún así, realicé otra selección para dirigir aún más hacia qué vitrinas debíamos dirigirnos, basándome en los intereses de los peques. Además, en la entrada os dan una guía de actividades para niños a partir de 8 años, donde podéis extaer algunas de ellas, según las edades. Yo saqué partido a alguna de ellas.
En la web del museo encontraréis mucha información (tarifas, horarios, cómo llegar…), pero os adelantaré que ofrece una visión de la cultura de diferentes pueblos del mundo de África, América, Asia, Europa y Oceanía. Se creó en 1875, cuando el médico segoviano Pedro González Velasco, invirtió todo su dinero en la construcción del edificio y Alfonso XII lo inauguró como gabinete de Historia Natural. Tiene un amplio catálogo de actividades que se renuevan cada cierto tiempo. Os dejo el catálogo de actividades de mayo a agosto pinchando aquí.
¡Vamos con la visita! Antes de nada, quisiera pedir disculpas por las imágenes, pues al no poder usar flash no han salido tan nítidas como hubiera querido.
Cuando entramos no había nadie, pues solemos ir a primera hora, para disfrutar más; Inés es muy pequeña y andaba a sus anchas y Adrián se centra más si no hay gente (sólo tiene 4 años).
Lo plantee siguiendo la «Guía de actividades», como si realizáramos un viaje por diferentes continentes. Nos dirigimos primero a la Planta 3, por un ascensor con cristalera, lo que ya supuso la diversión asegurada. Allí disfrutamos del Continente americano. Como ya os he comentado antes, yo iba dirigiendo la visita pues de lo contrario nos íbamos a perder seguro.
De esta sala lo mejor fue poder ver el traje de «Torito Sentado» y del Gran Jefe Sioux y su copete de cuero y plumas a tamaño real.
Y poder confirmar que los Inuit viven en el hielo, en iglús, así como sus vestidos y sus formas de vida.
Inés cogió el plano y decidió hacer un recorrido personalizado, jiji.
Seguidamente, realizamos un recorrido por África, donde salió a relucir el cuento de la Pequeña Massai (aunque la zona geográfica no es exactamente la de este pueblo).
Lo más destacable fueron las tradiciones festivas y las creencias de la zona de Guinea Ecuatorial, donde la indumentaria y las caretas que emplean al peque le llamaron mucho la atención. Y por otro lado, los instrumentos musicales, en especial el sonajero de semillas y el tambor yembé, porque hemos podido disfrutar de ellos en el Taller de Música que cada semana nos regala Silvia, fundadora de Perculandia (aprovecho para adelantaros que el próximo post se lo dedicaré a ella, formando parte de esas personas que deciden dedicar su vida para educar de manera libre y respetuosa).
Fuente: MNA

Luego viajamos en barco (según Adrián) hasta Oceania, donde nos encantaron las canoas que emplean para desplazarse. Hay dos enormes colgadas del techo del museo, en el patio central, así que es evidente que nos iban a llamar la atención. Vimos cómo se construyen, qué materiales se emplean, cuantos caben en ellas.

Aquí estuvimos recordando el cuento del Pequeño Maorí, pues gracias a él los peques pueden imginar un lugar lleno de islas, agua y cielo, lo que obliga a su protagonista a viajar en canoa.

«Mira, mamá, esta pelota la tenemos en casa»

¡Anda vaya sorpresa! Al descubrir que los niños de Filipinas cuentan desde el siglo XIX con un juego infantil similar a la Pelota Pikler, pero denominada Sipas.
También destacamos los instrumentos de esta sala, pues los peques estaban empeñados en ponerle nombre a todos ellos.
Finalmente, estuvimos visitando Asia, y nos detuvimos en la sección dedicada a las 3 religiones orientales, más en concreto en el Hinduismo y el Budismo, donde la majestuosidad de sus Budas y de sus dioses con cabeza de elefante (Ganesh) deslumbraron a Adrián.
Y a Inés le encantó un monumento denominado Linga, y es que es tan suave y tan agradable al tacto que es imposible no tocarlo. Se le asocia al órgano sexual de Siva (dios hindú) y representa la energía cósmica.
Antes de acabar, nos dimos un paseo por la sala dedicada a la Antropología física, donde se conservan elementos del museo inicial y que pretende recrear lo que fueron los gabinetes de historia natural del principios del XX.
Fuente: MNA
Aquí se encontraba el objeto del museo que al peque más le llamó la atención: el Gigante de Extremadura. Me hizo un montón de preguntas acerca de su esqueleto y le hizo un montón de fotos.
Cuando nuestra visita se dio por concluida y estábamos dispuestos a salir, nos dimos cuenta que está a disposición de los niños un folio y unas pinturas para que expresen lo que quieran, lo que más les ha gustado o lo que más les ha llamado la atención. Adrián quiso llevarse el papel a casa, pues en ese momento no estaba dispuesto a dibujar, así que se entretuvo en casa y dibujó el gigante, aunque en su imaginación (¡Me encanta!)
No sé si Inés tuvo algo que ver en esta representación tan original, jajaja.
¿Qué os ha parecido?
Personalmente creo que los peques (y no tan peques) hemos aprendido alguna cosa. La visita se ha centrado en los gustos de los niños (en concreto de Adrián, pues Inés es aún pequeña), sobretodo reduciendo al máximo los objetos a visitar. Y por eso, estoy segura de que han tocado y han observado y han comentado y han entendido y han reflexionado… y todo eso les ha permitido aprender y crecer como personitas.
Si os ha gustado, agradecería que lo compartierais para darles la idea a más familias que estén por Madrid…